Austria aumentó los controles cerca de la frontera para luchar contra el tráfico de personas, provocando largas filas en las rutas ayer, en un momento en que Europa se muestra dividida sobre cómo gestionar la crisis por la llegada de miles de inmigrantes y refugiados.
Según las reglas que rigen el asilo en la Unión Europea, los refugiados deben registrarse en el primer país de llegada, pero Hungría esgrime que no puede hacer frente al flujo de migrantes. Ayer, varios trenes con cientos de inmigrantes a bordo, que habían pasado horas bloqueados en la frontera, llegaron a Viena, informó la policía. Los pasajeros, la mayoría de ellos refugiados sirios, habían salido de Hungría, pese a que no contaban con un visado. Tras llegar a la estación de Westbahnhof, muchos migrantes abordaron trenes con destino a Salzburgo, mientras que otros tomaron una conexión hacia Munich, en el sur de Alemania, ante la mirada de la policía.
Cerca de la estación, unas 20.000 personas se reunieron para protestar contra los malos tratos contra los migrantes. Mientras, en la catedral de San Esteban, en Viena, se celebró una ceremonia en memoria de los migrantes muertos, que contó con la presencia de altos cargos del gobierno.
Europa es escenario del mayor movimiento migratorio registrado en el continente desde la Segunda Guerra Mundial. Unas 300.000 personas llegaron a territorio europeo este año, en su mayoría procedentes de países en guerra, como Siria. La mayoría huye de la guerra y de la persecución en Medio Oriente y en Africa y se estima que este año 2500 personas murieron intentando cruzar el Mediterráneo.
La mayoría de los migrantes llega a Italia y a Grecia y desde allí intenta avanzar hacia los países ricos del norte de Europa.
Alemania, que recibirá 800.000 solicitantes de asilo en 2015, es decir cuatro veces más que en 2014 y más que cualquier otro país de la UE, reclama un mejor reparto de los refugiados entre los países europeos, que se muestran divididos sobre la cuestión.
La Comisión Europea desea también repartir a los solicitantes de asilo entre los países miembros para aliviar a los países de llegada. Ese reparto, sobre una base voluntaria, es frenado por la negativa de varios países, entre ellos Austria, Hungría, Eslovaquia y Eslovenia. El tema es también objeto de debates internos en diversos países.
Entre tanto, en la “ruta de los Balcanes”, miles de personas, procedentes principalmente de Siria, Irak y Afganistán, siguen tratando de llegar al espacio Schengen a pie, en autobuses o en trenes.
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