La presidenta brasileña Dilma Rousseff llegó anoche a Washington para una visita oficial a los Estados Unidos, que comenzará formalmente hoy con una extensa reunión con Barack Obama. En medio de una agenda dominada por los temas bilaterales, los mandatarios analizarán también las derivaciones de la crisis económica global, la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU y la política sobre Irán y Cuba, dos puntos en los que ambas potencias mantienen posiciones enfrentadas.
En el argot diplomático, la de Rousseff no es una “visita de Estado” sino una “visita oficial de trabajo”. Esto quiere decir que, sin más que el estricto protocolo, la brasileña será recibida esta mañana en la Casa Blanca para, de inmediato, mantener con Obama una reunión de más de tres horas, con almuerzo de trabajo incluido.
Si bien los temas comerciales marcarán el diálogo, en la comitiva brasileña –siete ministros y una legión de asesores– hay expectativas sobre el compromiso que podría asumir Obama en cuanto a la reforma del Consejo de Seguridad –donde Brasil aspira a ocupar una plaza permanente–, y la cooperación bilateral en áreas de ciencia, educación y tecnología. Energía, asuntos regionales y la coordinación en el grupo G-20 también serán temas abordados.
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