En Noruega negaron el ingreso de soja transgénica de la multinacional Monsanto en tanto que en Hungría y otros países fueron destruidos cultivos de maíz genéticamente modificado.
Aunque a nivel del Cono Sur americano la tecnología transgénica sigue siendo propagandeada como una “solución” al efecto de la crisis climática sobre la agricultura, en Europa la realidad es otra muy diferente. La multinacional Monsanto, principal desarrolladora y vendedora de semillas transgénicas y sus venenos asociados, ha sufrido varias derrotas en las últimas semanas.
Tal es el caso de Noruega, que a comienzos de agosto negó la aprobación para el ingreso de la soja Mon 87708. En el país nórdico, los proponentes de transgénicos deben solicitar la aprobación a GENOK, el único centro interdisciplinario en el mundo de carácter independiente que realiza investigación y evaluación de impacto integral de los OGM.
GENOK informó que los datos aportados por Monsanto no respaldan su solicitud pues la ley local requiere que demuestre que ese cultivo es útil y que es ambiental y socialmente sustentable.
La evaluación destaca que los datos no cumplen con varios requisitos solicitados por la Ley Noruega de Transgénicos. “Sobre la base de nuestra evaluación detallada, encontramos que las deficiencias de carácter empírico y deductivo identificadas en el dossier MON 87708 no cumplen con los requisitos de uso seguro, utilidad social y ayuda al desarrollo sustentable”, dijo la entidad evaluadora en su veredicto, citado enwww.genok.com.
“Lo más crítico", agrega, "es que el postulante [Monsanto] no ha incluido nada de la información requerida para evaluar la utilidad social y la sustentabilidad, según estipula el apéndice 4 de la Ley noruega sobre Transgénicos, lo cual sería necesario para considerar su aprobación”.
En tanto, en un esfuerzo por liberar al país de los cultivos transgénicos, Hungría ha dado un paso adelante el pasado julio, significando un nuevo traspié para la transnacional de origen estadounidense. El nuevo reglamento aprobado el pasado mes de marzo en Hungría establece que se deben analizar las semillas antes de su introducción en el mercado para comprobar, o no, la presencia de semillas transgénicas, cuyo uso está prohibido en el país europeo.
Sin embargo, algunos agricultores las cultivaron y en dichos plantíos fueron encontradas semillas transgénicas de las desarrolladas por Monsanto y Pioneer.
Así, casi 1000 hectáreas de cultivo de maíz transgénico han sido destruidas en toda Hungría por orden del gobierno de Budapest, según dijo el ministro de Desarrollo Rural, Lajos Bognar, citado en portales informativos. El maíz transgénico ha sido arado, impidiendo que el polen del maíz se diseminara y por ende polinizara a variedades no transgénicas.
No se trata de un simple “error”: la transnacional ha empleado esa táctica en varios países para introducir a la fuerza sus variedades dado que tiene derecho a reclamar regalías sobre el uso de toda semilla de maíz que, por cruzamiento, mantenga el gen de resistencia al herbicida Round Up o glifosato, que también desarrolló Monsanto.
Los controles continuarán a pesar de que los vendedores de semillas están obligados a asegurarse de que sus productos están libres de transgénicos, dijo Bognar.
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