Gustavo Grobocopatel, el principal referente de la sojera Los Grobo; Luis Pagani, del gigante de la alimentación Arcor, y Daniel Novegil, de la siderúrgica Ternium, del grupo empresarial Techint. Además de ser férreos opositores, por derecha, del gobierno de Cristina Kirchner, estos tres empresarios tienen otra cosa en común: la semana pasada fueron distinguidos como “emprendedores del año”, en un concurso que organiza la consultora y auditora Ernst&Young (E&Y) en 50 países, y que continuará en junio en Mónaco.
El jurado, curiosamente, los destacó como empresarios con espíritu “emprendedor”, innovadores, destacados por su “modelo de gestión”, porque sus compañías “trascienden fronteras” y porque están “comprometidas socialmente”.
Los organizadores del certamen pidieron la opinión de 250 empresarios para llegar a esa conclusión y destacan que el perfil de los ganadores es de personas que “desafiaron el ‘statu quo’ y que han tenido un impacto considerable en nuestra sociedad, contribuyendo muy positivamente en la comunidad".
Pero está claro que no todos los argentinos piensan en esos términos cuando se trata de las grandes empresas sojeras, que protagonizaron uno de los conflictos más duros que tuvo que enfrentar la administración kirchnerista.
Empresas sojeras como Los Grobo han estado en el ojo de la tormenta por denuncias de evasión fiscal. En 2008, las autoridades argentinas detectaron que varias empresas del complejo sojero habían sobrestimado el registro de sus exportaciones, como una forma de evadir las retenciones que se aplican en el sector desde 2007, y que han sido duramente cuestionadas por las cámaras del sector.
En estas irregularidades, que fueron investigadas por la Oficina Nacional de Control Comercial y Agropecuario (ONCCA), estuvieron involucradas, además de Los Grobo, las semilleras Cargill, Nidera, Bunge Argentina, Toepfer, ADM, Adeco Agropecuaria y Noble, entre otras.
El grupo empresarial Los Grobo se ha extendido en los últimos años a Uruguay y Paraguay, donde también se ha consolidado como una de las principales exportadoras de este grano.
En territorio paraguayo la expansión sojera ha provocado el desplazamiento de miles de campesinos que hoy viven en cinturones de pobreza urbanos, mientras que en Uruguay la consolidación del modelo sojero ha impactado sobre todo en los pequeños productores lecheros, aunque estas situaciones, según parece, no entran en los parámetros que utiliza Ernst&Young (E&Y) para medir el “compromiso social”.
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