El Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (Inau), organismo rector de las políticas de infancia y adolescencia, también atiende a 1.000 personas mayores de 18 años. El de Walter es un caso emblemático. Ingresó al Inau siendo un bebé con capacidades diferentes y hoy, con 50 años, gracias a la institución desarrolla una vida independiente. Es la otra cara del organismo, la de la esperanza.
El Inau suele ser noticia por los menores infractores que terminan siendo allí remitidos, una vez capturados. Son historias de desamparo, violencia, infortunio. La historia de Walter, en cambio, es la cara opuesta de esa realidad. Narró a Ultimas Noticias que siendo oriundo de Mercedes pasó toda su vida vinculado al organismo.
“Siendo un bebé me dejaron en el Inau. Mi padre falleció y a mi madre la vi una sola vez. Ahora yo me ocupo de estar bien con las personas que tengo en el hogar…”, afirma Walter. El “Topo” agrega que en Estación Esperanza todos le dan una mano y gracias a eso él salió adelante.
La División Protección Integral de Tiempo Completo del Inau -de donde también depende el hogar “Estación Esperanza”-, a cargo de la asistente social Mónica Nicolazzi, atiende a 639 niños y adolescentes en 31 centros en el área Metropolitana. De ese total, 39 son mayores de 18 años y 16 cumplirían la mayoría entre setiembre y diciembre. El resto de los mayores de edad se reparte en otros departamentos del país, totalizando la cifra de 1.000 adultos que están bajo la tutela del organismo. Las principales razones por las cuales los continúa atendiendo, a pesar de exceder las responsa- bilidades de la institución, varían en cada caso, pero están asociadas a la imperiosa necesidad de continuar el apoyo a las personas con capacidades diferentes o a madres adolescentes a quienes se les otorga una prórroga para que acomoden su proyecto de vida (ver la nota aledaña).
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