rusalén. Cuando el papa Francisco llegue a Tierra Santa esta semana, enfrentará delicados desafíos diplomáticos a cada paso. El conflicto entre Israel y los palestinos será apenas uno de los escollos que deberá sortear. Otros son los incidentes de vandalismo anticristiano en Israel, las tensiones entre la Santa Sede y la comunidad judía, las disputas históricas con denominaciones cristianas rivales y negociaciones a puertas cerradas con Israel.
“Esta es la Tierra Santa. Es complicada”, afirmó Hana Bendcowsky, del Centro de Jerusalén para las Relaciones Judío-Cristianas.
Recientemente, vándalos pintaron inscripciones anticristianas en sitios sagrados del cristianismo, como también en casas de cristianos. La agencia de seguridad interna israelí dice que podría haber más ataques similares y dignatarios del Vaticano exhortaron a Israel a proteger los sitios cristianos antes de la visita papal.
El vandalismo “envenena la atmósfera de coexistencia” que rodea la visita papal, afirmó el patriarca latino Fouad Twal, el clérigo católico de mayor rango en Tierra Santa.
Cada escala en el itinerario de Francisco tiene su propio peso político, con su gama de sensibilidades conflictivas.
El Papa pasará medio día el 24 de mayo en Jordania, donde visitará el lugar tradicional del bautismo de Jesús en el río Jordán. Después llegará a Cisjordania para reunirse con líderes palestinos y celebrar la misa en Belén, cerca del sitio donde, según la tradición, nació Jesús.
En vez de viajar por tierra en un breve trayecto de 10 minutos de Belén a Jerusalén, se trasladará en helicóptero a 45 kilómetros de distancia para recibir una bienvenida oficial en el aeropuerto Ben Gurion en Tel Aviv. De allí volará a Jerusalén para reunirse con líderes israelíes y visitar lugares sagrados y el museo del Holocausto.
El trayecto sinuoso tiene en cuenta la situación disputada de Jerusalén. Israel reclama la ciudad como su capital indivisa pero su control del sector oriental de Jerusalén, capturado en 1967, no es reconocido internacionalmente.
Momentos de tensión
Algunas de las escalas de Francisco podrían causar incomodidad en Israel.
En Belén, el pontífice argentino visitará el campamento de refugiados de Deheishe, que aloja a palestinos desplazados. Allí quieren que Francisco vea las condiciones de vida.
Asimismo, se reunirá con el musulmán de mayor rango en Jerusalén en el sitio religioso más delicado, el complejo en la Ciudad Vieja, reverenciada por los musulmanes como el Noble Santuario y por los judíos como el Monte del Templo. En ese sitio se producen constantes fricciones entre la policía israelí y feligreses musulmanes.
Otra escala de la visita provocó reacciones: el Salón de la Última Cena, donde se dice que Jesús se reunió por última vez con sus discípulos.
Judíos ultraortodoxos pegaron carteles en toda Jerusalén quejándose de que Israel dará al Vaticano control sobre ese lugar, capturado por Israel en 1948. Para complicar la situación, el lecho del edificio es reverenciad por los judíos por considerarlo la tumba del bíblico rey David.
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