Thun es la postal perfecta de la Suiza que aparece en los catálogos de las agencias de viajes. Tiene montañas nevadas, un lago, un castillo y un casco histórico de cuento. Thun es además una pequeña ciudad germanófona con una baja concentración de inmigrantes y que, sin embargo, dijo “sí” en el referéndum contra “la inmigración masiva” en Suiza que ha puesto fin a la libre circulación de personas con la Unión Europea. Representa, en definitiva, la explicación casi perfecta de la aprensión colectiva y el repliegue identitario que inclinó la balanza a favor de la iniciativa de la ultraderecha en la consulta.
En Thun (40.000 habitantes) no hay rastro de crisis económica. Las empresas, especializadas en máquina-herramienta exportan a buen ritmo, los turistas gastan sus ahorros, los agricultores venden sus cosechas en el mercado local y hoy hasta ha salido un sol que acaricia a los vecinos que beben café en las terrazas. Aunque Thun va bien, el 51,7% votó a favor de imponer cuotas a la entrada de inmigrantes porque dicen que quieren preservar su pequeño paraíso, pero también porque se oponen a que Bruselas les imponga cómo trazar su política migratoria. En la localidad, como en el resto de Suiza, una mayoría dice haber votado a favor de la soberanía y en contra de lo que consideran injerencias de una UE a la que no pertenecen.
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/02/17/actualidad/1392635451_074720.html
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