martes, 19 de junio de 2012

El hombre que obligó a cambiar los manuales de psicología


En 1969, el psicólogo David Rosenhan y un grupo de siete voluntarios perfectamente cuerdos se presentaron en las oficinas de admisión de 12 instituciones mentales en Estados Unidos.
Usando identidades falsas, y pretendiendo tener síntomas que no tenían, todos lograron hacerse internar como pacientes.
David Rosenhan
No se trató de una broma del día de los inocentes, estos falsos dementes comandados por Rosenhan tenían una misión: cuestionar la capacidad de la psiquiatría de distinguir entre la locura y la cordura.
En la entrevista de admisión, los pseudopacientes aseguraron escuchar ruidos, luego voces. Pero una vez adentro, abandonaron sus síntomas y comenzaron a comportarse de manera normal.
"Para David, un científico es alguien que mira a su campo de estudio con escepticismo y ve cuáles son los problemas. Su temor era que la gente resultara dañada por la psiquiatría", le dijo a la BBC Florence Keller, psicóloga clínica y amiga de Rosenhan.
Durante su estadía en el hospital para enfermos mentales, Rosenhan fue tomando notas sobre su experiencia. El siguiente, es un extracto de su diario:
"Yo me sentía incómodo, no sabía dónde estaba el baño, donde iba a dormir o dónde estaban mis cosas. ¿Qué es lo que hace uno aquí?, me pregunté. ¿Hay algún teléfono? ¿Puedo llamar a mi esposa y a mis hijos? ¿Cuándo voy a ver a un médico? (....) Tuve que esperar hasta las 22.45 para que un asistente me muestre donde iba a dormir. Me prestaron muy poca atención, como si no existiese".
Hospital St. Elizabeth
El hospital St. Elizabeth en Washington albergó a uno de los pseudopacientes.
De hecho, según explicó Rosenhan en el estudio que publicó posteriormente en la revista Science -titulado On being sane in insane places-, el personal sólo estuvo en contacto con los pseudopacientes internados un promedio de 6 minutos al día.
Y a pesar de que Rosenham les dijo a sus médicos que ya se sentía mejor y que quería irse, lo retuvieron allí durante 52 días.
En promedio todos los pacientes del grupo de Rosenham permanecieron internados por un total de 19 días. Pero, lo más llamativo, es que ningún miembro del personal se dio cuenta de que eran impostores.


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