sábado, 17 de diciembre de 2011

Holanda, estremecida por miles de abusos


Especialistas revelaron que entre 10 mil y 20 mil menores sufrieron atropellos sexuales desde 1945. El arzobispo de Utrecht pidió perdón.

Rueda de prensa. El arzobispo Wim Eijk reconoció que las cifras son estremecedoras y afirmó que la Conferencia Episcopal siente vergüenza (AP).
La Haya. Entre 10 mil y 20 mil menores holandeses fueron víctimas, desde 1945, de abusos sexuales por parte de religiosos católicos, una práctica que era conocida por una jerarquía eclesiástica cuya mayor preocupación era evitar el escándalo.
Ésta es la principal conclusión presentada ayer por la comisión independiente dirigida por el ex ministro Wim Deetman, cuyo equipo investiga desde agosto de 2010 los abusos a menores en el seno de la Iglesia Católica.
Tras identificar a 800 presuntos autores, 105 de los cuales siguen vivos, la comisión concluyó que los abusos –que tuvieron lugar en instancias como orfelinatos– seminarios e internados, iban desde el puro contacto físico hasta penetraciones, de las que estimó se produjeron “unas mil”.
Sin ocultar su conmoción por estas conclusiones, Deetman indicó en rueda de prensa que el “riesgo de sufrir abusos sexuales era dos veces mayor en internados” que en otras instancias educativas.
Pero también fuera de los círculos religiosos los menores padecían abusos, ya que “uno de cada 10 holandeses de 40 o más años fue víctima de este tipo de prácticas antes de cumplir 18 años y por parte de una persona ajena a la familia”, según la comisión.
“Aunque los porcentajes parezcan bajos, hablamos de cifras absolutas de gran alcance”, remarcó Deetman, que calificó las revelaciones del informe de “tristes y frustrantes”.
Aunque la comisión ha investigado casos de abusos desde 1945 hasta 2010, la cifra absoluta indicada se corresponde al período comprendido entre 1945 y 1981, ya que era entre esos años cuando más predominaba ese tipo de centros religiosos.
El representante de las víctimas, Guido Klavers, declaró a los medios que los datos “son desconcertantes para todo el mundo” y “las conclusiones son más impactantes de lo que se esperaba”.
“El tiempo de solamente hablar se acabó, ahora hay que concentrarse en la recuperación de las vidas de las víctimas”, afirmó.

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