La bióloga norteamericana Lynn Margulis, autora de una teoría que otorga un importante papel a las bacterias en la evolución de la vida en la Tierra, la simbiogénesis, falleció ayer en su domicilio, en Massachusetts, tras sufrir el pasado jueves un ictus que no pudo superar. La noticia la ha confirmado su hijo, Dorion Sagan, a través de su página de Facebook, a través de la cual científicos de todo el mundo están dejando sus condolencias.
Horas más tarde, la Universidad de Massachussett (Amherst), donde ocupaba una cátedra en el Departamento de Geociencias, ha hecho pública su muerte. "Ella nos deja una tremenda herencia académica tanto por su original pensamiento como por su infatigable dedicación a investigar en múltiples campos de la ciencia que nos dicen cómo funciona este mundo y en qué se ha convertido a lo largo del tiempo", ha declarado el rector de la univesidad, Robert C. Holub. "Es una gran pérdida para el campus y para su familia".
Margulis, que tenía 73 años, ha sido una de las pocas investigadoras cuyos hallazgos figuran desde hace años en los libros de texto. Nacida en Boston y licenciada en Ciencias por la Universidad de Chicago, desde sus inicios se centró en la búsqueda del origen de la vida y cómo ésta se había hecho fuerte en el planeta.
Su hipótesis más conocida, y también más polémica, afirma que la aparición de las células eucariotas, que son las que tienen un núcleo con su material hereditario -un paso fundamental en la evolución de la vida-, se debió a la incorporación mediante simbiosis de varias células procariotas, que son las que no tienen ese núcleo celular diferenciado. Para Margulis, esta simbiogénesis ha sido y es la base de todas las novedades biológicas, una teoría contraria al neodarwinismo, que defiende la selección natural.
También fue una pertinaz defensora de la Teoría de Gaia, de James Lovelock, que considera al planeta como un organismo vivo en el que todo está interconectado,
Era muy joven, sólo tenía 19 años, cuando se casó con el astrónomo Carl Sagan, con el que tuvo a su hijo Dorion, ahora también un conocido biólogo que sigue la estela científica de sus padres. Pero la fama del esposo, del que se terminaría separando, no le hizo sombra y Margulis se convirtió en uno de los miembros más jóvenes de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
Hace un par de años, durante una visita a España, en unas jornadas convocadas por la Fundación Ramón Areces, la bióloga se quejaba de la falta de fondos para financiar sus investigaciones.
Contacte con el autor del artículo vía Twitter. @Rosa M. Tristan
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