Trípoli ha vivido su primer día bajo el dominio de los rebeldes con la incertidumbre de cuál es el paradero del coronel Gadafi y bajo la amenaza de los últimos reductos del régimen, que con tanques y francotiradores han querido seguir sembrando el terror pese a su inevitable derrota.
La caída del aeropuerto de Trípoli y de la televisión estatal han terminado de apuntalar el poder de los rebeldes sobre Trípoli, una ciudad que aún no es segura, según reconocen los miembros del Consejo Nacional de Transición (CNT), que gobierna en el este pero que quiere trasladarse a la capital en las próximas 48 horas.
"Gadafi ya es pasado y queremos capturarlo vivo", ha asegurado su líder, Mustafá Abdeljalil, que ha advertido contra posibles represalias violentas de las tropas rebeldes, formadas por brigadas que en muchas ocasiones escapan al control del CNT.
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