El gobierno escocés pide que no se hable de "disturbios británicos" porque es "un problema inglés". Londres sigue copada por policías.
Edimburgo. La alta presencia policial en calles de Inglaterra contrasta con la tranquilidad y la paz que se vive en la vecina Escocia, en la que no hubo incidentes de violencia callejera, y donde sus ciudadanos y gobernantes miran con distancia lo que consideran un “problema inglés”.
El número de agentes es el normal para estas fechas, confirmó la policía escocesa, que recordó que no hay ningún motivo para elevar la alerta.
Después de que, desde el sábado 6 de agosto, los altercados afectaran gravemente a las principales ciudades de Inglaterra, el primer ministro escocés, el nacionalista Alex Salmond, pidió que no se les llamara “disturbios británicos”, ya que sólo afectaron a una de las regiones autónomas de Gran Bretaña.
Las declaraciones fueron polémicas, pero coinciden con el sentir general de los escoceses, que aprovechan estos incidentes para marcar diferencias con sus vecinos.
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