El presidente Sebastián Piñera reiteró ayer en Chile su llamado al diálogo a la oposición de centroizquierda, cuyos líderes calificaron hasta de “tongo” su propuesta. “Espero que este diálogo al cual hemos convocado a la sociedad chilena, y muy especialmente a sus dirigentes políticos, logre resultados fecundos”, afirmó el mandatario. Con la mira puesta en los comicios municipales de 2012 y presidenciales de 2013, las críticas a la conducción política del gobierno y su agenda social arreciaron en la oposición.
“Me quedé con la sensación de que la crisis de conducción del gobierno es más grave de lo que uno calculaba”, dijo el presidente del Partido Socialista, el diputado Osvaldo Andrade, quien el lunes participó de una cumbre entre el mandatario y líderes de partidos. Andrade, al igual que dirigentes de los opositores partidos Demócrata Cristiano y Comunista, pidió reformas políticas para hacer frente a la crisis social, traducida en más de 600 protestas este año. Piñera, con su popularidad en sólo 36 por ciento, respondió que lo urgente es “poner en el centro del debate político las prioridades sociales de la gente”, más que las reformas políticas. No obstante, a diferencia de su vocera, Ena von Baer, el mandatario optó por no cuestionar las diferencias con la oposición de centroizquierda que estuvo en el poder entre 1990 y 2010.
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