La presidenta había decidido que los documentos ultrasecretos no serán abiertos por el momento. Tras respaldar un proyecto de ley de desclasificación, cambió después de escuchar al ex mandatario José Sarney.
La decisión de Dilma Rousseff de posponer la investigación sobre casos de represión y tortura en ese país entre 1964 y 1985 generó diversas opiniones en el arco político brasileño. La apertura de los archivos de la represión había formado parte del discurso de campaña de Rousseff que la llevó a la presidencia de Brasil a principios de año.
La noticia se conoció cuando Ideli Salvati, flamante ministra de Relaciones Institucionales designada anteayer por Rousseff, anunció que la presidenta había decidido que los documentos ultrasecretos no serán abiertos por el momento, según publicó ayer el diario Folha de Sâo Paulo.
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