El satélite argentino SAC-D fue lanzado con éxito esta mañana desde la base aérea militar Vandenberg, en California, Estados Unidos
El fuego y luego se perdió en la niebla. El cohete Delta II llenó de furia la fría y neblinosa mañana en la base aérea de Vandenberg. A bordo de este viaje hasta los 657 kilómetros de altura y a una velocidad de 27 mil kilómetros por hora viaja el satélite argentino SAC-D/Aquarius.
Luego de la ignición, un estruendo invadió la base. El sitio para prensa estaba a 3,5 kilómetros de la plataforma. Al primer estruendo le siguió una especie de explosión cuando los tres booster de combustible sólidos se encendieron. La veintena de periodistas del lugar sintió vibrar su cuerpo y para algunos, piel de gallina.
El regreso al hotel fue rápido para presenciar por televisión la separación del satélite y el despliegue de los panales solares. Las imágenes eran algo cortadas de lo que ocurría en órbita, pero los aplausos y el abrazo entre los jefes del proyecto Fernando Hisas y Daniel Caruso confirmó el éxito de la misión.
Fabricación nacional. El satélite tendrá por objeto el estudio de los océanos, el clima y el medioambiente, según informó la Cancillería.
De fabricación nacional, el SAC-D es el más grande y complejo que se haya diseñado y construido en el país. Fue desarrollado por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), en cooperación con la Administración Nacional Aeronáutica y Espacial de los Estados Unidos (Nasa).
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