Sídney (Australia), 10 may (EFE).- Samoa pretende cambiar de zona horaria y adentrarse un día en el futuro, una decisión pensada para favorecer la economía pero que escandaliza a los líderes religiosos de ese estado insular del Pacífico porque la ven como un desafío a Dios.
El archipiélago de Samoa se sitúa al este de la línea internacional de cambio de fecha y vive en el "ayer" respecto a Australia y Nueva Zelanda con unas 21 horas de diferencia.
Por ello, el primer ministro samoano, Tuilaepa Sailele, ha propuesto cambiar de franja horaria y adelantar los relojes tres horas a finales de año para acercarse a sus principales socios comerciales de Oceanía y Asia oriental.
"Al hacer negocios con Australia y Nueva Zelanda cada semana perdemos dos días de trabajo", manifestó Tuilaepa en un comunicado.
"Cuando aquí es viernes, en Nueva Zelanda ya es sábado y el domingo, cuando vamos a la iglesia, en Sídney ya trabajan", explicó el gobernante.
El Ejecutivo aprobó la propuesta la semana pasada aunque fuentes diplomáticas samoanas en Australia indicaron hoy a Efe que "aún no hay un comunicado oficial".
La economía de Samoa, país de 182.000 habitantes de mayoría cristiana, depende de la agricultura, las remesas de samoanos en el extranjero -la mayoría en Australia y Nueva Zelanda-, un emergente sector turístico y el comercio, cada vez más intenso, no sólo con Oceanía, sino también con países asiáticos, como China y Singapur.
Pero la iniciativa no ha sentado bien en algunos sectores económicos y religiosos, como la zona turística de Falealupu, considerada tradicionalmente como la puerta a un mundo espiritual y que se promociona como el último lugar del planeta donde se pone el sol.
"Algunos líderes religiosos están completamente en contra del cambio propuesto porque dicen que es un intento de interferir con la creación divina", destacaba el portal de noticias samoano Talamua.
El mismo medio añadía que esa postura "expone la ignorancia en la historia de cómo se crearon las zonas horarias".
El cambio dejaría además a la otra Samoa, la que está bajo soberanía de Estados Unidos y situada a una hora en avión, a un día de distancia en el calendario.
Saleile, quien promovió con éxito en 2009 el cambio de sentido del tráfico, pasándolo a la izquierda a diferencia de la Samoa americana, destacó el lado positivo a la idea.
"Si cambiamos la fecha, entre aquí y la Samoa americana se podrá viajar en dos zonas de tiempo distintas en menos de una hora. Así, se podrá celebrar dos cumpleaños, dos bodas o dos aniversarios en la misma fecha pero en días separados sin salir de la cadena samoana", declaró el primer ministro samoano la radio australiana ABC.
La línea internacional del cambio de fecha, inventada por el escocés Sandford Fleming a finales del siglo XIX, se sitúa en la línea de 180 grados de longitud y atraviesa imaginariamente el océano Pacífico.
Se fijó en la conferencia celebrada en Washington en 1884, a la que ni Samoa ni Nueva Zelanda fueron invitados, que se había organizado para decidir cuál tenía que ser el primer meridiano, si el de París o el de Londres.
El defensor entonces de Greenwich, Richard Strachey, sugirió que el cambio de fecha debería pasar "en un lugar deshabitado de la Tierra y no en el centro de la civilización".
Ocho años después, el entonces gobernante del archipiélago, Malietoa Laupepa, decidió poner Samoa en el huso actual para facilitar el comercio con Estados Unidos.
También Kiribati, cerca a Samoa, decidió en 1995 mover la línea internacional de cambio de fecha y unificar el tiempo en el archipiélago donde la parte occidental estaba 22 horas adelantado respecto a la zona este.
Así, la Isla Kiritimati (Isla Navidad) de Kiribati es la primera en recibir el año nuevo, aunque este privilegio no es ampliamente reconocido y probablemente se lo disputará Samoa, si prospera la iniciativa del primer ministro Sailele.
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