Por medio de un comunicado, la Coordinadora Nacional de Organizaciones de Mujeres Trabajadoras Rurales e Indígenas (Conamuri), rechazó sumarse a las celebraciones por el Bicentenario afirmando que “en esa fecha infausta nuestra nación comenzó a conocer el camino de catástrofes y despojos por donde lo lleva, hasta el día de hoy, el imperialismo”.
En este sentido, la Organización también reiteró que “en un país en donde la violencia hacia las mujeres se hace bajo el auspicio de un Estado patriarcal, y en donde todavía no contamos con una definición de políticas públicas eficaces sobre el asunto”, no hay muchos motivos de celebración.
“¿Cómo festejar 200 años de -independencia nacional- cuando las poblaciones indígenas se encuentran abandonadas a su suerte, expulsadas de sus tierras por los monocultivos de soja, sin los servicios básicos de luz y agua para vivir dignamente?”, expone el texto.
En el comunicado también se critica que los campesinos, en medio de miles de hectáreas de tierras “mal habidas”, “sufren represiones al resguardo de leyes creadas para criminalizar la lucha social, como la Ley Antiterrorista, la cual sirve más bien para justificar las violaciones contra los derechos humanos”.
Por último, la Conamuri preguntó si “en un país en donde se está estudiando la posibilidad de patentizar las semillas y en donde se recibe con los brazos abiertos a las multinacionales que fueron repudiadas por ocasionar irreparables daños al medio ambiente en otras regiones, ¿hay razones para hablar de independencia?”.
Actualmente, un total de 496 comunidades indígenas se mantienen firmes en la lucha por la recuperación de sus tierras, tras cinco siglos de ocupación extranjera.
Según el último censo indígena nacional, 45 por ciento de estas comunidades no dispone del aseguramiento de la tierra, tal como lo establece la Constitución Nacional en su artículo 64 que indica que el Estado debe proveérselas de forma gratuita y que las mismas “son inembargables”.
En tanto, las cifras oficiales indican que existen 17 mil 312 viviendas para 110 mil paraguayos originarios que reclaman al Gobierno nacional la legalización de sus tierras ancestrales, ocupadas por la industria ganadera, que ha deforestado más de nueve millones de hectáreas a nivel nacional.
Las actividades de estas empresas comprometen la fertilidad de los suelos de la región, ya que en un tercio de esa superficie mientras que el capital extranjero financia el cultivo de soya transgénica.
Sólo el 2,5 por ciento de la población indígena tiene acceso al agua potable y apenas 9,7 por ciento a la energía eléctrica.
Aunque sólo representan 2 por ciento de la población total de Paraguay, el legado cultural de los indígenas prevalece en las costumbres, alimentación y la lengua de los habitantes de ese país, donde incluso el guaraní continúa siendo uno de los dos idiomas oficiales del país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario