Alrededor de 135 millones de brasileños elegirán hoy en segunda vuelta al presidente que asumirá el 1º de enero. La candidata oficialista Dilma Rousseff lidera con holgura las encuestas, frente al derechista José Serra, del PSDB.
Si los sondeos preelectorales no vuelven a errar como lo hicieron al descontar su triunfo en primera vuelta, Dilma Rousseff se consagrará hoy como la primera presidenta de Brasil. La candidata del Partido de los Trabajadores (PT), que promete continuar el legado de su mentor Lula da Silva, se medirá contra José Serra, un halcón del derechista PSDB.
La última encuesta de Ibope reveló que Dilma obtendría en el ballottage el 56% de los votos válidos, y Serra el 44%. De confirmarse, la aspirante habrá salido airosa del cruento embate opositor por su supuesto zigzagueo sobre la despenalización del aborto, el matrimonio igualitario y la explotación sustentable de la Amazonia. Estos temas resultaron ser un campo minado con el que el PSDB, en alianza con las corporaciones mediáticas, logró birlar la victoria al PT en el primer turno.
En los últimos días, y pese a otros tantos misiles (ver “Dilma 2012, el fin está próximo” en YouTube), el PT se puso de nuevo a la ofensiva y llevó el debate electoral hacia terrenos más propicios. Fue así que el PSDB debió garantizar que no reeditaría, de llegar al Planalto, su furia privatizadora de los ’90. En el ojo de la tormenta está la semiestatal Petrobras, la joya del capitalismo brasileño que recibió una inyección de 70 mil millones de dólares.
Remando contra una corriente de votos al parecer desfavorable, Serra prometió que si es presidente, no recortará los programas sociales de Lula. Y que gobernará “sin venganzas y sin odios”.
http://tiempo.elargentino.com/notas/brasil-una-hora-clave-decide-continuidad-de-modelo-exitosoSi los sondeos preelectorales no vuelven a errar como lo hicieron al descontar su triunfo en primera vuelta, Dilma Rousseff se consagrará hoy como la primera presidenta de Brasil. La candidata del Partido de los Trabajadores (PT), que promete continuar el legado de su mentor Lula da Silva, se medirá contra José Serra, un halcón del derechista PSDB.
La última encuesta de Ibope reveló que Dilma obtendría en el ballottage el 56% de los votos válidos, y Serra el 44%. De confirmarse, la aspirante habrá salido airosa del cruento embate opositor por su supuesto zigzagueo sobre la despenalización del aborto, el matrimonio igualitario y la explotación sustentable de la Amazonia. Estos temas resultaron ser un campo minado con el que el PSDB, en alianza con las corporaciones mediáticas, logró birlar la victoria al PT en el primer turno.
En los últimos días, y pese a otros tantos misiles (ver “Dilma 2012, el fin está próximo” en YouTube), el PT se puso de nuevo a la ofensiva y llevó el debate electoral hacia terrenos más propicios. Fue así que el PSDB debió garantizar que no reeditaría, de llegar al Planalto, su furia privatizadora de los ’90. En el ojo de la tormenta está la semiestatal Petrobras, la joya del capitalismo brasileño que recibió una inyección de 70 mil millones de dólares.
Remando contra una corriente de votos al parecer desfavorable, Serra prometió que si es presidente, no recortará los programas sociales de Lula. Y que gobernará “sin venganzas y sin odios”.
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