Lo primero que se siente al llegar en enero a Detroit es frío. Un
frío descomunal, de esos que calan los huesos, que corta la cara, que
golpea por contraste con el clima atemporal del aeropuerto. Las
temperaturas son de hasta 15 grados bajo cero y contra eso no hay
escapatoria. Lo segundo, quizás exagerado por estas cuestiones
meteorológicas, es que en
la ciudad más grande del estado de Michigan y capital del condado de Wayne
se asiste a un espectáculo de luces y sombras. De más sombras que
luces. En verdad, hay huellas del viejo esplendor por debajo de la
actual -y visible- decadencia, en una
línea histórica marcada por los vaivenes y las decisiones de la industria automotriz, eje de la economía local.


Detroit es la cuna de los tres grandes fabricantes norteamericanos de coches:
Ford, General Motors y Chrysler. Por eso, para esta época del año se rinde homenaje al sector con el
Salón del Automóvil más importante de
Estados Unidos. La orgullosamente obrera
Motor City
tuvo su época de gloria. Allá por los cincuenta, su población llegó a
los dos millones de habitantes y fue una de las cinco ciudades más
importantes del país. Hoy la situación es otra:
su población no paro de caer hasta los 700 mil habitantes
y tiene los peores índices en materia de desocupación, pobreza,
criminalidad y analfabetismo. La estructura de la ciudad está pensada
para aquellos dos millones. Por eso, los que migraron dejaron sus casas
vacías... y las escuelas, y las iglesias. En ciertos barrios,
Detroit es un pueblo fantasma. Para el visitante, una forma de espiar debajo de la alfombra del gran sueño americano.
Pero,
en medio del declive, que incluyó una bancarrota en 2013 con la mayor
cesación de pagos de una ciudad estadounidense (u$s 20 mil millones),
Detroit
parece empezar a revivir. Tibiamente, y aunque las ambiciones son más
modestas que recuperar la vieja grandeza, se palpan mejoras respecto a
los años anteriores.
La caída"Los cambios en las
políticas comerciales permitieron a los competidores extranjeros hacerse
un hueco en la industria automotriz estadounidense. Los fabricantes
locales fueron perezosos, perdieron cuota de mercado y beneficios. Eso
llevó a la pérdida de empleos. La ciudad de
Detroit fue la más afectada y su población siguió disminuyendo, mientras que la delincuencia aumentó rápidamente.
Decenas
de miles de casas, departamentos, tiendas, escuelas, fábricas, iglesias
e instituciones abandonadas son la evidencia más visible. El
distrito comercial del centro de rascacielos quedó vacío. La mitad de
los ciudadanos viven en la pobreza. Por el contrario, hubo un
crecimiento en los suburbios circundantes que abarca desde la clase
media acomodada hasta ricos", dijo a
ámbito.com Lowell Boileau,
reconocido artista y conferencista local, creador además de uno de los
sitios web más importantes de la ciudad, DetroitYes.com.
El proceso lo contó ya en 1989 un nacido en
Michigan, el
documentalista Michael Moore en el film
"Roger & Me", donde persigue al
CEO de General Motors para que le explique por qué dejó sin trabajo a 30 mil personas de
Flint, su ciudad natal, por la relocalización de once fábricas en
México.
Esto derivó en la expulsión de habitantes de sus viviendas por no pagar
los impuestos, quienes se sumaron a los que partieron en busca de una
salida laboral. Un éxodo masivo donde, según investigó Moore, la
población de ratas llegó a superar a la de personas. El mismo presidente
Ronald Reagan llegó hasta "la peor localidad del país" para ofrecer empleo en el sur, en
Texas o la
Florida.
Kevin Bauman es fotógrafo: "Empecé a retratar el abandono en
Detroit
a mediados de los años 90 como una salida creativa, y como una forma de
satisfacer mi curiosidad con el estado de mi ciudad natal". Su proyecto
"100 casas abandonadas" es una de las expresiones artísticas que
fueron surgiendo sobre la caída de una urbe donde funciona menos de la
mitad del alumbrado público. Su obra, de estilo documentalista, abarca
apenas una parte de las ochenta mil casas abandonadas, que ocupan
alrededor de 70 kilómetros cuadrados. En diálogo con este medio,
Bauman aseguró: "
La
ciudad, en su conjunto, sigue luchando con altas tasas de desempleo, de
pobreza, de delincuencia, y con un descenso de la población. En
algunas zonas, las casas vacías son derribadas, mientras que en otras
áreas se mantienen entre las casas habitadas. Hay áreas en las que ha
comenzado la agricultura urbana, y otras están siendo reconstruidas con
nuevas viviendas". Y agregó: "A la ciudad le gustaría tirarlas abajo o
venderlas, pero no hay suficiente dinero o suficientes compradores, por
lo que muchas de las casas abandonadas quedarán en ese estado". El mayor
problema es que las propiedades son despojadas de cualquier objeto de
mínimo valor, y finalmente son incendiadas por pirómanos.
Las llamas y las autobombas se convirtieron en una imagen naturalizada en este rincón del mundo,
en especial en décadas anteriores. En algunos casos, el fuego arrasaba a
pedido de los propietarios, a la espera de cobrar un seguro y
marcharse, por fin.
http://www.ambito.com/noticia.asp?id=825142
http://www2.luventicus.org/mapas/estadosunidos/michigan/detroit.gif
http://thumbs.dreamstime.com/x/mapa-de-detroit-20440777.jpg