La tranquila localidad alemana de Schwabisch Hall, en el suroeste del país, necesitaba urgentemente trabajadores calificados, así que hizo un llamamiento a todo el que buscase empleo en Europa. El resultado: fue inundado con solicitudes de miles de aspirantes.
Envuelta en un gran delantal blanco, Catia Cruz da los últimos retoques a varios platos de ensalada de langosta.
Otro cocinero, con la cara brillante por el sudor, le indica dónde encontrar el aderezo. Con un tono levemente irritado, cambia de alemán a inglés para poder hacerse entender.
Catia todavía está aprendiendo las bases del negocio en esta atareada cocina de Schwabisch Hall.
Esta portuguesa de 28 años, procedente de una pequeña localidad en las afueras de Lisboa, se acaba de mudar a Alemania y forma parte del creciente "ejército" de jóvenes del sur de Europa que han elegido viajar al norte en busca de trabajo.
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