La historia involucra acusaciones de explotación del artista. Su biógrafo desenreda la madeja.
Fueron palabras de alto calibre: "Lo mataron, a mi papá lo mataron".
La frase la pronunció Eykol Arroyo -la tercera hija de Álvaro José Arroyo-, en el mismo instante en el que se enteró de la muerte de su padre, el pasado 26 de julio frente a la Clínica La Asunción, de Barranquilla (Vea acá la vida de Joe Arroyo en imágenes).
No mencionó nombres, pero su frase aludía al sombrío final que tuvo su padre, en el cual los principales protagonistas son su última esposa, Jacqueline Ramón; su último representante, Luis Ojeda; los excesos y descuidos que tuvo el propio artista y que pudieron haber sido evitados, los sentimientos de culpa de los amigos que hoy aseguran no haber tenido el valor para salvar al genio de una tragedia anunciada y los conflictos legales que ahora aparecen tras un jugoso legado musical.
Sin embargo, para entender cuándo y cómo comenzó la ruina del Joe Arroyo, el más prolífico cantante e intérprete de la música nacional de los últimos 50 años, habría que ahondar en dos realidades definitivas de su vida: su salud y su estabilidad emocional, ambas seriamente afectadas por los quebrantos (Conozca acá a las mujeres de Joe Arroyo)
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