En algunas zonas rurales de Zimbabue las jóvenes deben caminar kilómetros y kilómetros cada mañana para ir a la escuela. En muchos casos el trayecto las expone al peligro de ser violadas o verse envueltas en redes de prostitución.
Una organización busca acortar las distancias que recorren los niños en situación vulnerable, con una apuesta doble: les dan bicicletas para que se trasladen más rápido y no dejen de estudiar por el miedo.
Según World Bicycle Relief, un trayecto de 16 kilómetros se recorre en tres horas menos en bicicleta que a pie.
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