Con la parisina Torre Eiffel cerrada por la jornada de protestas, docentes, médicos, ferroviarios y cientos de empleados del sector público y privado se abrieron paso por las calles de toda Francia con consignas contra los recortes.
Las calles de Francia fueron invadidas ayer por cientos de miles de personas que protestaron en contra de los planes de austeridad del gobierno y provocaron una parálisis total en la capital del país, que además enfrenta una huelga de los controladores aéreos y otra de los trabajadores de la emisora pública Radio France.
Con la parisina Torre Eiffel cerrada por la jornada de protestas, docentes, médicos, ferroviarios y cientos de empleados del sector público y privado se abrieron paso por las calles de toda Francia con consignas contra los recortes del gasto público, la suba de la edad jubilatoria y la flexibilización laboral, entre otros reclamos.
La Confederación General del Trabajo (CGT), una de las cuatro centrales obreras que convocaron a una huelga general en coincidencia con las protestas, aseguró que 300.000 personas salieron a la calle en toda Francia, incluidas 120.000 en París. La policía rebajó a 32.000 la cifra de personas que se manifestaron en la capital.
Uno de los mayores sindicatos de Francia, la Confederación Francesa Democrática de Trabajo (CFDT), menos combativo y más cercano al gobierno socialista del presidente François Hollande, no se unió al reclamo argumentando que en otros países como España, Irlanda y Grecia los recortes fueron mayores. El gobierno de Hollande afirma que, pese a la crisis, este año se espera un crecimiento del uno por ciento, aunque recortó su pronóstico para los próximos dos años, en los que Francia planea achicar el gasto en unos 50.000 millones de euros, tal como exige la Unión Europea (UE).
“El gobierno debería prestar atención a lo que está sucediendo hoy”, expresó el integrante del sindicato Luz y Fuerza Jean-Claude Mailly, quien en declaraciones a la prensa en París advirtió que, si no escuchan, “después que no se quejen”. La huelga declarada por los sindicatos y la jornada de marchas coincidieron con el segundo día de una huelga de los controladores del tráfico aéreo y con el paro más largo en la historia de la red pública Radio France, que ayer cumplió su día número 23.
En Radio France, una entidad de servicio público que incluye dos orquestas, así como una red de radios nacionales y locales, la programación se fue reduciendo a medida que los días fueron pasando y el conflicto fue escalando. El blanco de las críticas es el director general de la radio, Matthieu Gallet, quien lleva a cabo un plan de austeridad que prevé el despido voluntario de 300 personas, la externalización de una de las orquestas y de otros servicios de la empresa, así como una reforma que amenaza los oficios definidos en los convenios colectivos.
En tanto, el paro de los controladores aéreos ayer obligó a cancelar unos 2000 vuelos en rutas de corta y media distancia tanto dentro como fuera del país, según Eric Heraud, portavoz de la agencia de aviación civil francesa DGAC.
La Dirección General de la Aviación Civil (DGAC) pidió ayer a las aerolíneas la suspensión del 50 por ciento de los vuelos programados en previsión del paro de los controladores y de las perturbaciones esperadas en el conjunto del territorio. En los dos principales aeropuertos del país, los parisienses de Roiss y Charles de Gaulle y Orly, se registraron retrasos de cerca de media hora, además de las anulaciones anunciadas, pero la demora se elevó hasta los 80 minutos en otros como el de Brest.
Los controladores franceses solicitan la apertura inmediata de negociaciones sobre la organización de su trabajo, los despidos y la jubilación, y critican que los poderes públicos limiten su propuesta a definir las condiciones de su futura reunión.
En cuanto a las protestas de las cuatro centrales obreras, su objetivo era expresar el descontento con la llamada Ley de Macron del gobierno, que busca reducir las protecciones laborales a muchos empleados franceses.
La CGT publicó en su página web un comunicado en el que expone los 10 puntos por los que pararon, entre ellos poner fin a un estancamiento salarial de los trabajadores del Estado, igualdad de remuneración entre mujeres y hombres y defensa del sistema de salud estatal.
La marcha logró captar la atención de todos en Francia, incluso de los turistas que quisieron visitar la Torre Eiffel y no pudieron hacerlo porque estaba cerrada debido a que la mayoría de los empleados participó de la protesta convocada por los sindicatos.
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