El desconsuelo por la tragedia que ocurrió hace más de un mes en la Granja Penal de Comayagua también alcanza a más de 50 familias sampedranas, que tenían a sus parientes recluidos en el centro penitenciario.
La municipalidad de esta ciudad donó los lotes para el sepelio de las víctimas en el cementerio Los Laureles, ubicado en el sector Rivera Hernández.
A unos dos metros de la entrada del camposanto se encuentran abiertas 12 fosas, de las 50 que personal de la alcaldía abrirá para los sampedranos que perecieron en el incendio el 14 de febrero. Luis Peña, jefe de la unidad de cementerios de la alcaldía, explicó que ya está todo listo para realizar los entierros.
“Por la lentitud al identificar las víctimas los cuerpos han sido traídos paulatinamente, pero ya estamos listos. Preparamos un jardín especial dentro del mismo cementerio para albergar a las personas que murieron en el penal”, explicó.
A la fecha han llegado seis cuerpos a San Pedro Sula, pero solo un sepelio se ha llevado acabo en este cementerio. La tumba del primer reo enterrado en este lugar tiene una improvisada cruz hecha de ramas y atadas del centro con delgadas cabuyas. Familiares dejaron un ramito de flores plásticas para honrar al difunto.
El sábado 10 de este mes, en el cementerio privado Los Laureles, ubicado cerca de la Terminal Metropolitana de Buses, familiares y amigos de Carlos Alvarado le dieron el último a dios en medio de tristeza y consternación.
Alvarado purgaba una pena de 15 años en acusado por homicidio y estaba a dos meses de recuperar su libertad. Manuela de Jesús Alvarado, madre del hoy occiso, contó que hace cinco años ella misma pidió a las autoridades de la cárcel de San Pedro Sula que trasladaran a su hijo hacia Comayagua, pues ella pensaba que allá estaría mejor.
“El centro penal de aquí es muy peligroso, yo tenía miedo de que le pasara algo, por eso pedí el cambio para Comayagua, pues allá se suponía estaría más seguro y mejor”.
Para doña Manuela, la muerte de su hijo y la de los demás presos no se trata de un accidente, como se establece en el informe que realizaron los expertos que vinieron de Estados Unidos. “Algunos compañeros de mi hijo en el penal dicen que fue la policía quién inicio el fuego”, dice la señora. Ella aún no entiende por qué si su hijo no tenía ninguna quemadura en su cuerpo, murió tras las rejas de la celda ocho.
Indicó que un hermano del hoy occiso, lo pudo ver fuera de la caja de madera en la que fue entregado el féretro. “Mi hijo dice que él no tenía ninguna quemadura, que lo único que tenía irreconocible era la cara; eso fue seguramente por los tiros que le pegaron, porque disparos hubo y que metieron fuego, metieron fuego”, añade la angustiada madre. Los informes forenses establecen que las muertes en el penal se dieron por diferentes causas: quemaduras, asfixia e incluso sumersión porque algunos de los reos se metieron a las pilas para salvarse de las llamas.
La última vez que la mujer vio a su hijo fue horas antes de la tragedia que causó la muerte de 361 personas. “Siempre recordaré a mi hijo como lo vi el 14 de febrero que lo visité en el penal, un muchacho contento”, concluye.fuente-http://laprensa.hn
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